jueves, 15 de marzo de 2012

Sueño del 13/3/12.

Me encontraba vagando por las calles, perdido entre las luces que las iluminaban. Sumergido en mis pensamientos, recordé que me dirigía hacia su casa, deseoso por poder volver a verla luego de no recuerdo cuánto.
Cuando llegué, me armé de valor y toqué timbre. Me atendió con ese tono de voz tan gentil y propio de ella y me dijo que en un instante bajaba. Mis nervios no podían estar al máximo, y los latidos de mi corazón eran tan fuertes que sentía que se me escapaba del pecho. Bajó descalza y un poco desarreglada, pero no me importó en lo más mínimo ya que siempre fue así y es una de las características que más me atrapó de ella. Aunque por dentro no quería, me limité a saludarla con un simple beso de mejilla.
Nos pusimos a hablar y no podía evitar mirarla a los ojos y sentir que me desplomaba al instante. Esa sensación maravillosa de saber que el otro con una simple mirada, un gesto o una palabra, puede transportarte a los mismísimos Campos Eliseos o hundirte en lo más profundo del Infierno.

Los minutos pasaban y podía notar que había algo que le molestaba. Me limité preguntarle "¿Estás bien?" a lo que me respondió con una mirada que me sorprendió. Estaba al borde del llanto y se dio vuelta para que no la mirara. Me dirigí hacia donde estaba y la abracé, la abracé como nunca antes lo había hecho.

-¿Por qué?- dijo con tono de aflicción.
-¿Por qué que?
-¿Por qué me abrazás?
-¿Por qué llorás?
-No sé... Yo te pregunté primero.
-Te abrazo porque me preocupan esas lágrimas que intentás esconder. Me pone mal que te sientas así.
-¿Qué disparates decís?
-Ninguno- dije. -Pero si querés te digo uno. Aprovechá, que mañana puede que no me anime.
-...A ver...
-Me gustás.- fue lo único que me salió decirle.
-Ay, sos un idiota. ¿Cómo me vas a decir algo así justo ahora?
-Pero es un disparate, ¿viste?- dije con tono burlón.
-Andate...
-No, todavía no.
-¿Qué querés?
-Que me digas por qué llorás.
-Chau, me voy.
-¡Esperá! Te tengo que decir una cosa más.- dije para ahorrar algo de tiempo.
-No te quiero escuchar.
-Pero es importante.
-Decilo entonces, no esperés mi aprobación.
-Lo que te dije antes es un disparate, si... pero es la verdad.
-No te creo.
-¿No confiás en mí?- su mirada cambió al escuchar esta pregunta. Era como si todo ese enojo se hubiese esfumado.
-Si, pero...
-¿Entonces?
-Fin de la discusión, cortala.
-No y no.- repliqué. -No podés decirme que me detenga acá y menos ahora. Me gustás demasiado.- la tomé gentilmente por la cintura y decidí que era hora de concretar las cosas.

Estuvimos así por cierto tiempo. No me atreví a abrir los ojos. Quería poder comprenderla un poco más, conocerla, como si el contacto de nuestros labios dijeran lo que las palabras a veces no pueden expresar. Nos separamos y nos miramos a los ojos por unos segundos.

-Se está haciendo de noche.- dijo. Se había calmado un poco.
-Si. Dios, como odio esto...
-¿Qué cosa?- La preocupación se apoderaba de su mirada.
-Es tarde, tengo que volver a mi casa pero no quiero hacerlo.- dije entre risas para tranquilizarla, pero era la verdad. El momento perfecto, sentimientos que parecen ser correspondidos y el maldito tiempo entrando a escena otra vez de forma apresurada.
-¡Jajajajajaja!- comenzó a reir. Vino hacia mí y me abrazó. -Sos un idiota, jajajaja.- noté cómo depositó su peso en mí y cerró sus ojos. Se veía tan relajada.
-Antes no lo era, no sé qué me pasó.
-¿El amor no suele poner así a la gente?
-Vos lo dijiste, loquita. Vos lo dijiste...- le acaricié la mejilla, nos miramos y nos dimos otro beso.
-Ay, Dios, ahora yo odio esto...
-¿Por qué?- ahora el asustado era yo.
-Mañana tenemos escuela...
-Uy, noooo, no me hagas acordar. No voy a poder aguantar verte en los recreos y hablarte como si no pasara nada entre nosotros.
-No, yo tampoco, pero podemos aparentar yendo abrazados como amigos un rato y después soltarnos, ¿no?
-De todas formas, siento que me va a llevar el deseo de besarte en plena multitud.
-Controlate entonces, así como lo voy a hacer yo. Cuesta, pero es posible.
-Tenés razón. Además no quiero que nuestra relación se base solamente en eso.
-Ni yo.

-Me gustás por tu forma de ser y de pensar, porque me interesa tu opinión y tu manera de ver las cosas. Aparte, porque cuando estoy con vos siento que nada importa y que el tiempo es infinito.
-Y vos a mí porque sos un sol de persona. Siempre me sacás una sonrisa y me aceptás tal cual soy. Con vos no necesito aparentar, no necesito preocuparme por lo que vaya a decir. Puedo estar tranquila. Además, sos diferente a los demás chicos que conocí. No sos como ellos, no me vas a lastimar.
-Jamás me atrevería a hacerlo. Va en contra de mi forma de ser.
-Por eso y mucho más me gustás.
-Sabiendo esto, odio aún más al tiempo, jajajaja. Pero está bien, porque ahora sé que si me la juego por vos no voy a chocarme contra la pared. De todas formas, quiero que esto vaya de forma tranquila, nada de apurarnos. Te quiero de verdad y te quiero en serio. También te quiero conocer.
-Me parece perfecto.
-Estoy feliz, muy feliz.
-Yo también, bonito.
-Bueno, creo que ya es hora de que me vaya. Mis papás me van a matar si llego tarde y también presiento que te van a matar a vos.
-Si, yo tambien, pero no me quiero ir.
-¿Y te pensás que yo sí?- la abracé fuertemente.
-Qué lindo abrazo.- dijo con gozo.
-Y el que te voy a dar mañana va a ser más lindo todavía, ya vas a ver. Me retiro, preciosa. Descansá y cuidate, que mañana te quiero ver.
-Vos también descansá, ¿si? Te quiero.
-Yo también.

No hay comentarios: