domingo, 6 de marzo de 2011

Roto.


Yacía allí, desfallecido. No había un solo lugar que no halla sido herido. Sus brazos, inmóviles, apuñalados por los hombros. Su torso, atravesado por la espada de ese hombre... Y su mano derecha cerca de la suya, ambas cosas inertes. Y es que era así, jamás se rendiría, no podía dejarla allí. Debía protegerla, pero no podía moverse.
Po
r su parte, ella intentó abalanzarse hacia él. No pudo hacerlo, debido a que uno de los dos captores la tomó por el cuello y la estampó contra un poste de luz . Aunque no lo aparentara, estaba preocupado por ella.

-¡Qué es lo que te pasa tonta! Ese chico está muerto. Escuchá: Si le tocás un solo pelo, le agregarán 20 años a tu sentencia. Además, terminarás aumentando tus pecados por alguien muerto. Ya demasiado hiciste al otorgarle tus poderes.-
-Yo lo involucré en todo esto. Es mi culpa que esté muerto. ¡¿Qué tiene de malo acercarme a él?!
-Aunque sabes que eso empeoraría tu sentencia, realmente sientes que debes ayudarlo. ¿Eso estas diciendome?
-Asi es hermano...
-Entiendo, Rukia. Este joven se le parece un poco, pero intensamente no es asi.



En ese momento, un leve murmullo podía percibirse desde el piso.


-Dijo que estoy muerto, que me le parezco un poco pero no intensamente...Quisiera que dejaran de hablar como si no estuviera aqui, ¿ENTIENDEN?
-Ichi...
-Vámonos.

Definitivamente no iba a dejarlos escapar.

-Perdón si no te escuché, pero mirame cuando me hablas...
-Este chico aún puede moverse, pero es imposible...
-Ya veo. Me parece que no vas a necesitar ese brazo...

La joven se acercó donde su hermano e Ichigo, pateó la mano de este último. Actuaba diferente.

-Rukia, ¿qué estas haciendo?
-Sos sólo un humano... No sos más que un humano, ¿cómo te atrevés a sujetar así a mi hermano? Aprendé cual es tu lugar-

Ichigo quedó atónito, no podía creer lo que escuchaba.


-Debemos irnos ahora hermano, todas las cosas que hizo Ichigo me abrieron los ojos a la verdad. Estoy lista, llevame de regreso a la Sociedad de Almas. Llegó el momento de expiar mis p
ecados.
-No podés irte ahora, nuestro trabajo no terminó todavía... ¡Rukia!

-No sabés cuando rendirte, ¿verdad? entre más te muevas, más rápido irás a la tumba, joven heroe.
-No veo la necesidad de darle el golpe de gracia en este momento. Dejémoslo, de cualquier modo morirá muy pronto. Vámonos ya, hermano.

-Esperá Rukia, mirame. Es una broma macabra, ¿verdad? Ru...
-¡No te muevas!. Atrevete a dar un solo paso, o intentá alcanzarme, y te juro que yo... jamás te lo perdonaré. Vas a morir, ¿por qué no te quedás quieto y vivís unos segundos más?
-Esta bien, no voy a darle el golpe de gracia. Con mis dos ataques anteriores, destrocé su Cadena del Alma y su alma dormida. No tiene caso aniquilarlo. Va a morir en menos de una hora. Aunque sobreviviera a este ataque, perderá sus poderes tanto los de Segador de Almas como su poder espiritual. Renji.
-Si.


Extendió su espada, y con un leve movimiento la agitó en el aire, como si cortara el espacio. Pronunció unas palabras, y una majestuosa puerta apareció y se abrió. Y así, de uno en uno, atravesaron la puerta. Rukia fue la última en hacerlo. La mirada del joven, perdida, se centró en ella. Era lo único que podía ver, ya nada más importaba. No entendía por qué había pateado su mano. Fue como si quisiese protegerlo, pero lo que dijo... Su dolor era intenso, lo habían apuñalado directo en el corazón. El sufrimiento de saber que todo fue en vano, que había sido traicionado, que ya nada importaba...

-No puedo hablar... no puedo moverme... Me rompiste otra vez, Rukia... Me duele. Siento el cuerpo pesado, tengo frio...

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